Por Blackblog
Cuando hablamos de violencia es muy frecuente, casi inevitable, la aparición de discrepancias y controversias entre los interlocutores. Es posible que esto sea debido a que el término ‘violencia’ se utiliza de forma constante, desde diferentes ámbitos e ideologías, con marcados intereses propagandísticos. Sin embargo la violencia no es ningún término que por sí mismo revista de ambigüedad alguna, pues por naturaleza todas las personas somos conscientes o intuimos cuándo estamos sufriendo algún grado de violencia más allá de cuestiones legalistas o de costumbres sociales. Por este motivo, trataré de abordar esta reflexión lo más asépticamente posible con el objeto de discernir dónde se encuentra realmente el origen de la violencia tanto en cualquier situación concreta como también en el contexto general en el que vivimos hoy. Para ello, prestaremos más atención a ese sexto sentido que, desde nuestros más ancestrales orígenes, nos ha permitido poner en alerta nuestro organismo ante una situación que pudiéramos valorar de agresión hostil, y al mismo tiempo nos despojaremos y evitaremos caer en el relativismo y la confusión en que se sumerge el concepto de violencia bajo la intencional influencia del costumbrismo social, de los valores transmitidos por las instituciones más influyentes, de la educación recibida, o incluso de las propias leyes.