“Tomará sin pedir y eso no será el robo, empleará sus facultades y su actividad y eso no será el trabajo.” Elisée Reclus.
Les Habitants de la Lune. Traducido del francés por Gregoriux
Cuando palidece el día y cede suavemente su lugar a la noche, un grupo de seres humanos se reúne alrededor de un sabio sentado bajo un viejo castaño. Una vez por año, el sin edad, como todo el mundo le llama aquí, evoca los tiempos en los que los hombres no vivían aún, donde no formaban un gran Nosotros como ahora, pero donde reinaba ese improbable contrario, la explotación del hombre por el hombre. El sabio intenta una vez más restituir el contexto, pero como cada vez, este concepto de guerra de todos contra todos difícilmente pasa la rampa. ¿Y cómo podría ser de otro modo? Las diferentes generaciones de humanos que tiene delante se han reunido desde su más tierna infancia en una sola comunidad humana compuesta de miríadas de hogares que viven y producen los unos para los otros, cada uno según sus capacidades, cada uno según sus necesidades.