Libertad para Francisco Javier Solar, preso anarquista en Asturias

Exigimos la libertad de Francisco Javier Solar, prisionero político del Estado en la cárcel de Villabona (Asturias). A Solar y a su compañera Mónica Caballero se les acusa sin pruebas de pertenecer a una organización «terrorista».

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Democracia representativa, ritual, estado y poder político

Articulo del grupo Tierra de la FAI en donde explica el surgimiento de ‘Podemos’

votar-300x160El capitalismo, el contrato social y el estado moderno

Las bases económicas y políticas de los estados modernos fueron ideadas en un principio por aquellos ilustrados que querían establecer un nuevo sistema económico y político que rompiese con el orden absolutista monárquico, y conducir a la humanidad a nuevos campos del desarrollo social, económico, político y científico. Libertad, igualdad y fraternidad fueron los lemas de la revolución francesa, Tout pour le peuple et par le peuple (“Todo para el pueblo y por el pueblo”) de los Jacobinos y Government of the people, by the people, and for the people (“Gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo”) de Abraham Lincoln como base de la creación de los Estados Unidos, primer parís cuya constitución se basa en los principios liberales.

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Las luchas empujan al pueblo

apoyo_mutuoY pasaron las elecciones. La abstención masiva ha quedado eclipsada por el inesperado reparto de votantes entre las fuerzas electorales, y no digamos ya por la noticia del recambio de Rey de España. Tertulias, editoriales, sesudos análisis en webs de contrainformación y debate, comentarios a todas horas… El parlamentarismo es un árbol que nos está escondiendo un bosque. Porque detrás de lo electoral, hay mucho más. No olvidemos que los resultados que puede arrojar una votación no es más que el reflejo borroso de las fuerzas existentes en la sociedad, y eso es lo que está cambiando.

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Ha ganado la abstención

votar-300x160Nuevamente la abstención ha ganado en unas elecciones. A pesar de la intensa y hostil campaña mediática y de todas las opciones políticas que creen en la participación en las instituciones a través de los partidos (izquierda y derecha), la abstención sigue creciendo.

Las cifras de abstención han ido experimentando en España un incremento progresivo desde 1987, especialmente en los comicios europeos. Esta tendencia  ha suscitado numerosos análisis, cuyas conclusiones dependen del enfoque del autor. Lo cierto es que el paro, el desencanto con la política, la lejanía de las instituciones europeas, el escepticismo ante la posibilidad de controlar realmente la acción política… son elementos que cuentan.  Pero también hay que decir que cada vez son más las personas que empiezan a ver que el sistema parlamentario representativo es una farsa que solo sirve para dar legitimidad popular a un poder económico y estatal cuyos intereses se oponen a los de los ciudadanos y trabajadores.

El poder y los que aspiran a él tratan de demonizar  la abstención, quieren acabar con ese fantasma que hay que desterrar, que atenta contra la participación, que es lesivo para la democracia. Pero, y a pesar de la propaganda del pensamiento único,  lo cierto es que esta opción nunca ha tenido más partidarios que ahora. Y no todos se quedan en casa porque prefieran ver el partido, muchos se abstienen como una legítima forma de expresar que rechazan unas  instituciones en donde la participación es una mera comedia en la que los llamados representantes de la soberanía popular deciden sobre sus vidas y se llevan el rendimiento de su trabajo a través de impuestos, tasas, multas y sanciones.

Es legítimo no creer en el Estado. Es legítimo no creer en el Rey ni en sus Cortes. Es legítimo aspirar a una nueva sociedad organizada de abajo arriba, horizontalmente, sin gobernantes ni gobernados, en donde  la gente sea  dueña de su destino y se autogestione libremente y sin intermediarios en aquello que le afecta en su ámbito de trabajo, familiar, social, cultural, o educativo.

El poder demoniza la abstención porque lleva dentro de sí el germen del cambio social y político, sin partidos y sin gobiernos. Los que creen en esa otra manera de organizar la sociedad han sido excluidos  como apestados. Pero están ahí y son una opción política legítima, aunque no se expresen a través de las urnas ni de los parlamentos, que ahora se presentan como la única forma posible de organización social cuando en realidad apenas tienen poco más de 200 años de existencia, apenas una gota en la larguísima historia de la humanidad.

Lo hacen diariamente y en distintos ámbitos: en asambleas de barrio y de trabajadores,  en la acción directa, en actos de solidaridad y de apoyo mutuo, en colectivos autogestionados,  en el intercambio libre de productos y servicios sin dinero, en grupos de consumo directo sin intermediarios que favorecen a productores locales, en  colectividades, cooperativas, escuelas libres, talleres de lectura y reflexión, sextaferias y andechas, redes familiares de apoyo…

Esa sociedad ya existe, interviene socialmente  y actúa políticamente, aunque su visibilidad sea nula en los medios de comunicación de masas. Su expresión en los comicios electorales es la abstención activa y muchos de ellos tienen convicciones políticas, participan, proponen, reflexionan, critican, se movilizan… al margen de las instituciones del Estado y del capitalismo. Creen que la sociedad necesita estar autoorganizada pero no gobernada.

Los poderosos temen a la abstención y harán lo posible por acallarla. Ya se empiezan a atisbar movimientos en ese sentido. Tertulianos,  medios de comunicación y políticos profesionales hablan, analizan y publican sesudas reflexiones en las que abundan en la necesidad de cambiar la legislación para que el voto sea obligatorio y evitar así “la lacra de la abstención”, como ya ocurre en Bélgica, Chipre, Grecia y Luxemburgo.

Pueden promulgar leyes y reales decretos, imponer normativas y reglamentos, sancionar y encarcelar para que todos seamos “demócratas” a su manera, pero no pueden impedir que la gente piense por sí misma y actúe conforme a sus creencias y sus intereses. La España de la abstención existe y tiene un proyecto mucho más ambicioso que el de conseguir un representante en el parlamento europeo. Su sueño no cabe en una urna ni en un escaño.

Publicado por Fernando Romero en Atlántica XXII

Vota, pero escucha

Hay textos que no pierden ni un ápice de actualidad. Es un ejemplo este artículo histórico militante anarquista Ricardo Mella, publicado en Gijón en 1909

ricardomella1Tuve, en vísperas de las pasadas elecciones, la humorada de asomarme al paraíso de cierto teatro donde se celebraba un mitin electoral. Era para mí un espectáculo nuevo en el que tomaban parte antiguos amigos de amplias ideas con gentes nuevas de limitadísimas orientaciones. Salí de allí con la cabeza caliente y los pies fríos. Tuve que soportar una regular jaqueca de providencialismo político y, naturalmente, sufrí las consecuencias. Estoy maravillado. No pasan días por las gentes. No hay experiencia bastante fuerte para abrirles los ojos. No hay razón que los aparte de la rutina.

Como los creyentes que todo lo fían a la providencia, así los radicales, aunque se llamen socialistas, continúan ponien­do sus esperanzas en los concejales y diputados y ministros del respectivo partido. «Nuestros concejales harán esto y lo otro y lo de más allá.» «Nuestros diputados conquistarán tanto y cuanto y tanto más.» «Nuestros ministros decretarán, crearán, transformarán cuanto haya que decretar, crear y transformar.» Tal es la enseñanza de ayer, de hoy y de ma­ñana. Y así el pueblo, a quien se apela a toda hora, sigue aprendiendo que no tiene otra cosa que hacer sino votar y esperar pacientemente a que todo se le dé hecho. Y va y vota y espera.

Tentado estuve de pedir la palabra y arremeter de frente contra la falaz rutina que así adormece a las gentes. Tentado estuve de gritar al obrero allí presente y en gran mayoría:

«Vota, si, vota; pero escucha. Tu primer deber es salir de aquí y seguidamente actuar por cuenta propia. Ve y en cada barrio abre una escuela laica, funda un periódico, una biblioteca; organiza un centro de cultura, un sindicato, un círculo obrero, una cooperación, algo de lo mucho que te queda por hacer. Y verás, cuando esto hayas hecho, como los concejales, los diputados y los ministros, aunque no sean tus representantes, los representantes de tus ideas, siguen esta corriente de acción y, por seguirla, promulgan leyes que ni les pides ni necesitas; administran conforme a estas ten­dencias, aunque tu nada les exijas; gobiernan, en fin, según el ambiente por ti creado directamente, aunque a ti maldito lo que te importe de lo que ellos hagan. Mientras que ahora, como te cruzas de brazos y duermes sobre los laureles del voto-providencia, concejales, diputados y ministros, por muy radicales y socialistas que sean, continuarán la rutina de los discursos vacíos, de las leyes necias y de la administración cominera. Y suspirarás por la instrucción popular, y conti­nuarás tan burro como antes, clamarás por la libertad y tan amarrado como antes a la argolla del salario seguirás, de­mandarás equidad, justicia, solidaridad, y te darán fárragos y más fárragos de decretos, de leyes, reglamentos, pero ni una pizca de aquello a que tienes derecho y no gozas porque ni sabes ni quieres tomártelo por tu mano.

«¿Quieres cultura, libertad, igualdad, justicia? Pues ve y conquístalas, no quieras que otros vengan a dártelas. La fuerza que tú no tengas, siéndolo todo, no la tendrán unos cuantos, pequeña parte de ti mismo. Ese milagro de la polí­tica no se ha realizado nunca, no se realizará jamás. Tu emancipación será tu obra misma, o no te emanciparás en todos los siglos de los siglos.

«Y ahora ve y vota y remacha tu cadena.»

«Solidaridad Obrera», Gijón, 25-XII-1909

Fuente: http://www.alasbarricadas.org

Gran espicha abstencionista fin de elecciones

images (3)Desde la Moceda Llibertaria de Asturias convocamos a todos los abstencionistas asturianos – y al que se quiera sumar – a una gran espicha de celebración del triunfo electoral que los que no vamos a las urnas cosecharemos nuevamente el próximo 25 de Mayo, jornadas de Elecciones Europeas.

Como viene siendo habitual en las elecciones, los abstencionistas cosecharemos un triunfo importante al sumar más votos que el partido que obtenga la lista más votada, pero esta vez vamos más allá: según encuestas y sondeos propios – y también de los demás, que somos un poco parásitos en ese aspecto – el 25M lograremos más cuota de poder (poder que detestamos y por lo tanto no vamos a ejercer) que todos los partidos políticos juntos ya que la abstención pasará en esta ocasión, del 50%.

Por ello convocamos una gran espicha abstencionista en el Parlamento Asturiano para el próximo 25M a las 20:30 horas. En principio estará cerrado pero estamos negociando con el conserje el que nos ceda las llaves ya de tarde, seguras de nuestro triunfo. De todos modos, si no hay acuerdo, lo tomamos al asalto cual Palacio de Invierno.

¡¡No te lo puedes perder!! Habrá:
–Sidra asgaya
–Bollinos preñaos vegetarianos (de coles de bruselas)
–Emapanada de Zamburiñas
–y 77 platos. El objetivo es que haya más platos y farturas que en la boda del Rey Joffrey, pero sin que nadie se muera atragantado (que si no lo sabéis se muere Joffrey atragantado y le echan las culpas a Tyron).

Cual evento astur-medieval, contaremos con un montón de actividades que harán las delicias de jóvenes y adultos, siendo el plato fuerte de la noche una competición entre Areces y Cascos sobre quién come más manzanas asadas. Tenemos 75 kilos de Golden, esperamos que sea bastante.

P.D: Ángel González, bonito, tú igual que Rod y Tod, estás excluido.

YA SABES, SI ERES ABSTENCIONISTA, ESTA ES TU ESPICHA.

P.D2: Si votas no te quejes, estás excluido también, hay que estar a las duras y a las maduras y no todo va a ser jauja con los que nos roban y niegan el pan y la sal.

El Poder prepara el terreno del voto obligatorio para ahogar la abstención creciente

El Poder oculta los altos índices de abstención (más del 50%) y prepara el terreno para que el voto sea obligatorio

ABSLas cifras de abstención han ido experimentando en España crecimiento progresivo desde 1987, especialmente en los comicios europeos.En 1987, un año después de que España ingresara en la Unión Europea (UE), entonces Comunidad Económica Europea (CEE), la abstención fue del 31,48%. Pero dos décadas más tarde, apenas transcurrida una generación, el dato creció más de 20 puntos en la convocatoria de 2009, hasta el 55,1%.en 2004, el porcentaje de electores que decidió no participar en estos comicios se incrementó considerablemente, siendo de casi 20 puntos más que en la anterior convocatoria: en junio de 2004, un 54,86% optó por no votar en las elecciones europeas.

Esta tendencia  tiene todo tipo de análisis según el enfoque del autor. Lo cierto es que el paro, el desencanto por la política, la lejanía de las instituciones europeas… son elementos que cuentan. Además, cada vez son más las personas que empiezan a ver que el sistema parlamentario representativo es una farsa que solo sirve para dar legitimidad popular a un Poder económico y estatal cuyos intereses son contrapuestos al de los trabajadores.

Es cada vez más habitual ver en los medios de comunicación informaciones electorales sobre resultados, participación, datos estadísticos y comparativos… pero hay un mayor silencio sobre las altas cifras de abstención. No quieren reconocer que el sistema no tiene un verdadero respaldo popular y prefieren obviarlo. Por otro lado, desde el poder mediático y político se empiezan a lanzar mensajes sobre la necesidad de cambiar la legislación para que el voto sea obligatorio, como ya ocurre en Bélgica, Chipre, Grecia y Luxemburgo. Al tiempo.

Los anarquistas siempre hemos denunciado la farsa electoral y la participación parlamentaria como vía de transformar la realidad. Por eso siempre hemos pedido la abstención activa, como mensaje político, crítico con un poder basado en la explotación y la miseria de la gran mayoría. Hemos recopilado todos los artículos y propuestas desde el ámbito anarquista que argumentan nuestra postura abstencionista en general y en particular en las próximas elecciones europeas. Puedes verlo aquí:. ESPECIAL ABSTENCIÓN ACTIVA

Lo utópico es votar

En contestación a nuestro lector «Robert» de Sevilla (ver comentarios) que está convencido de que se puede cambiar la sociedad desde las instituciones «democráticas» publicamos este artículo de un compañero de la CNT de Aragón-Rioja, que deja claro el porqué votar para cambiar el mundo es una utopía.

 

“Nosotros vamos a intentar hacer desaparecer las prerrogativas que hacen que los cargos públicos se conviertan en ciudadanos especiales […] Estar en un sillón, por modesto que sea, crea una costumbre, incluso puede que unos vicios que sería bueno eliminar”. Mercedes Gallizo, cargo público de IU y PSOE. Ex-directora general de prisiones de 2004 a 2011. Extraído del programa político de Convergencia Alternativa de Aragón-Izquierda Unida editado por el periódico “El Día de Aragón” (1987).

voto_coartadaSi buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo. Ya conocemos lo que supone confiar el voto en las elecciones desde hace los suficientes años como para entender que, actualmente, presentarse a las elecciones con el ánimo de “cambiar el sistema” es poner el carro delante de los bueyes.

Desde el Anarcosindicalismo, no se puede entender que gente trabajadora, que conoce la realidad a la que nos enfrentamos diariamente las trabajadoras y trabajadores, nos pida el voto apelando a la acción electoral de la “ciudadanía” y “los/as ciudadanos/as”, en la búsqueda de articular una mayoría ficticia que, ni existe, ni puede existir. No hay posibilidad real de encontrar propuestas capaces de aglutinar una “inmensa mayoría social” en contra de la minoría de políticos, financieros y neoliberales mediante un programa electoral a gusto de todo el mundo, a gusto de la “ciudadanía”. Este planteamiento elude la realidad del conflicto de intereses entre la clase trabajadora y las élites y apacigua el conflicto social existente entre nosotros y nosotras y quienes deciden sobre nuestras vidas. Quienes defienden esta visión en el fondo no pretenden cambiar el mundo sino participar en su gestión, “otra gestión capitalista es posible”, reformando los mecanismos de coaptación de la clase dominante para que la situación social sea aceptable. Quienes defienden esto han tirado la toalla.

Es evidente que ser de la clase trabajadora no supone tener conciencia de clase pero eso no significa que no haya clases. Como me decía el otro día una compañera, lo que te encuentras en el curro es que “al final van a tener razón los que dicen que no hay dos clases, hay tres: los que nos oponemos, los que mandan y sus esbirros”. Y esto mismo es lo que te encuentras en todos los niveles de la vida. Es inoperante para articular un cambio social eludir el discurso que pone el dedo en la llaga porque hay parte de la clase trabajadora que no tiene conciencia de clase, o porque han variado ligeramente las condiciones económicas. Como sindicalistas nosotros/as sabemos que por un plus, por una indemnización mayor, se vende un compañero/a, pero entendemos que tampoco nos sirve un discurso que niegue las clases y las diferencias de intereses entre ellas para aglutinar una mayoría social necesaria para dar un vuelco a la situación. Un cambio que no puede ser solamente económico sino que ha de ser también político, y que ha de partir de estructuras nacidas de los trabajadores y trabajadoras horizontales y de las que no emane privilegio alguno. Un cambio que solamente puede nacer de una conciencia clara de la situación y de los pasos necesarios para cambiarla evitando la creación de vanguardias instaladas en las instituciones.

El planteamiento político y económico que emana de la mayoría de propuestas de la izquierda entiende que el estado democrático es el único medio válido para paliar -incluso para acabar con- las desigualdades sociales. Dado que el Estado sufre grandes presiones del Capital -llámese grandes corporaciones o empresas multinacionales-, la izquierda postula que para contrarrestar tan malvada influencia se hace imprescindible que cada persona ponga la mayor atención a los asuntos de Estado y que así obliguemos al gobierno a realizar políticas sociales. Los ciudadanos/as no sólo deben elegir representantes sino que además ha de presionarles para que actúen como corresponde. Pero hemos de hacerlo sin tener conciencia de ni a que nos enfrentamos, ni que tipo de renuncias personales o sacrificios hemos de afrontar, o hacia que tipo de sociedad queremos caminar, excepto a alusiones a que sea “más democrática y más justa”… y muy europea…

La socialdemocracia y la izquierda, que miran con envidia a la edad dorada del Estado del Bienestar norte-europeo que aquí nunca existió, parece que no son conscientes de que las reformas tendentes a un mayor poder adquisitivo de los trabajadores históricamente se han implantado para la recuperación del capitalismo tras una crisis económica. Nadie puede ignorar que también sirven para mermar la potencial radicalidad de una clase obrera que podría amenazar con hacer la revolución. Se empeñan en exigir una mayor intervención de la población en lo público. Parece que ignoren aquello sobre lo que los libertarios venimos advirtiendo desde hace siglo y medio: La integración de las luchas sociales en las estructuras del Estado -lo que se reclama como democracia participativa- no es sino garantía de la desintegración de las mismas. El ciudadanismo, no obstante, tenderá siempre a jugar el papel de mediador entre los movimientos sociales y el Estado, desde el reconocimiento de que éste último, el Estado, debe de ser el mediador -supuestamente- neutro entre el capital y los movimientos sociales y que han de ser los ciudadanistas quienes gestionen ese papel aceptando indudablemente el capitalismo, y la democracia que emana de él, como única posibilidad de organizarse socialmente.

A los trabajadores y trabajadoras no nos queda otra que romper la baraja cuando las cartas que nos dan están marcadas, cuando lo que se nos ofrece como alternativa es toda una liturgia de aceptación de lo establecido, envuelto en un lenguaje donde lo nimio -escribir en internet, mandar mensajes, amontonarse en movilizaciones con mensajes descafeinados- se convierte en algo supuestamente heroico. Debajo de lo que se cree que es un movimiento social, si se quitan las cámaras y medios de comunicación, se puede comprobar que se trata de un movimiento creado artificialmente porque el espacio de lucha en el que la izquierda electoral se encuentra cómoda no son ya las fábricas, o el barrio, sino los medios de comunicación.

De ahí que le venga muy bien esa especie de cajón de sastre, de sustituto del concepto de clase que sería la multitud, “la gente”: una especie de conglomerado de insatisfacción o de potencial marginalidad, a la que hay que darle una respuesta desde las instituciones y no que se ha de dar respuesta a sí misma como clase.

Esta y no otra es la triste situación en la que nos encontramos. En pos de un voto supuestamente útil, las propuestas que nos ofrecen desde la mayoría de la izquierda son cada vez más vacías de contenido y el discurso es menos didáctico y más populachero. No nos es útil ir de comparsa a un parlamento. No nos es útil, y es utópico, plantearse que el sistema se cambia desde dentro.

Es utópico sostener que, en el marco de instituciones creadas por el capitalismo, cumpliendo un marco legal y normativo diseñado desde y para las élites, se puede conseguir un cambio social sustancial solamente por la fuerza de los votos. Se puede, eso sí, aplicar un programa socialdemócrata que mantenga unos mínimos de aquello que llaman “estado de bienestar”. Pero en estos momentos ya está diseñado el programa económico a aplicar desde el FMI y la Troika Europea y los partidos socialdemócratas ya han aceptado el programa. La realidad social, como sabemos todos y todas, está muy lejos de un marco en el que la clase trabajadora acepte una ruptura porque no hemos construido una alternativa. Por tanto cualquier rédito electoral que se saque desde posiciones rupturistas no superará un porcentaje de representación que, como mucho, sería capaz de empujar a la socialdemocracia a asumir un programa levemente más audaz que el suyo, pero nunca un programa realmente transformador. Nos llevaría a no dar muchos más pasos atrás en algunas cosas, pero nos llevaría también a una aceptación simbólica y política de lo existente. A la aceptación de la derrota final.

Coincidimos con la izquierda electoral en este momento es necesario una firme defensa de lo público, porque solamente podemos aspirar a una educación pública y a una sanidad pública que, además, pagamos los trabajadores y trabajadoras. Pero la izquierda no propone nada realmente transformador, la izquierda pide que el Estado desempeñe el papel de mediador entre la “sociedad civil” y las instancias económicas, pero gestionando desde el Estado y no por parte de los/as y trabajadores. Nos propone una mediación y no un cambio, nos propone que no se cuestione quien tiene la sartén por el mango, sino que se reajuste el sistema.

Esto no es más que eludir la cruda realidad. No hay mediación posible, no hay alternativa capitalista posible, no hay una mejor gestión de la economía sin afrontar una serie de verdades incómodas: ni hay trabajo ni lo va a haber mientras a las empresas les sea más rentable la mano de obra esclava fuera de Europa. No hay crecimiento económico infinito y no hay recursos naturales infinitos para ello. Ni hay posibilidad de garantizar la subsistencia de la clase trabajadora en Europa sin un reparto de la riqueza y quienes son ricos se van a oponer por la fuerza a ello como han hecho siempre. El ser humano no puede seguir viviendo en el planeta sin abordar políticas radicales que primen la ecología frente a la economía. Y nada de esto va cambiar solamente sumando votos para obtener representación en instituciones diseñadas para evitar estos cambios.

No me cabe duda de que las personas que componen las candidaturas de izquierdas tienen todas las buenas intenciones del mundo. Incluso compartimos luchas en la calle. Pero no estamos en lo mismo. Y no estamos en lo mismo porque si confiamos en la política institucional, si como clase aportamos por esa vía muerta, no nos queda más que el desencanto. Un desencanto que lleva a una desmovilización social aún mayor. Si en lugar de empoderar a nuestros compañeros/as de trabajo y vecinos/as, al resto de parados y paradas, explicándoles cuan difícil es construir una alternativa real, les convencemos pidiendo su participación mediante el voto y basta, no hacemos más que infantilizar la situación y empujarles a la frustración.

La participación en las instituciones lleva al roce diario y como se suele decir, del roce nace el cariño. Los/as representantes de izquierdas mantienen diariamente un trato -supuestamente de tú a tú- con nuestros opresores que por muy indeseado que sea, al estar en condiciones de inferioridad y al no existir un movimiento social bien articulado e independiente que les sustente y exija, lleva a los representantes institucionales de la izquierda a la complicidad. Pisar moqueta es pisar el terreno del contrario, y bien sabe el contrario utilizar las prerrogativas del cargo para debilitar las voluntades. Así es en una fábrica y así es en la política. Ya llevamos tiempo oyendo debates políticos en las instituciones, de discusiones del “y tú más”, y luego vemos a “nuestros representantes” compadreando en la inauguración de turno o el rito institucional que toque. Nos marcan la agenda, nos invitan al acto y… nos llevan a su terreno.

Pisar moqueta si es útil para la izquierda, pero no para el pueblo. La izquierda obtiene su financiación por su participación en la política. La izquierda obtiene propaganda para afianzar sus réditos electorales. Y la izquierda obtiene márgenes de poder, mediante los cuales puede montar o mantener chiringuitos propios donde colocar a afines. La izquierda no tiene pudor en oponerse simbólicamente a las reformas laborales y posteriormente aplicarlas en sus chiringuitos, que son eriales en lo referente a los derechos de los trabajadores y trabajadoras, como tristemente comprobamos diariamente como sindicalistas. Lo que vemos en los comités de empresa es lo que vemos en los parlamentos, ayuntamientos y demás…

Como ya decía al principio, en el momento actual apostar por la vía institucional es poner el carro delante de los bueyes. El sistema cambia si la sociedad cambia, si las personas cambian. El sistema cambia si hay estructuras obreras articuladas sobre su propia fuerza y capacidades que generen movimientos sociales horizontales. Hoy por hoy, lo que existe es mucha rabia, mucha frustración y movimientos mareantes copados por profesionales de la política que, por mucho que se cuiden de ocultarlo, que articulan “marcas blancas” de protesta social que se activan y desactivan al son de los intereses electorales. Como se activan y desactivan los sindicatos de concertación dependiendo del color del gobierno de cada momento. Pero no existen unos movimientos sociales con el suficiente peso, ni se ha asumido popularmente el discurso anticapitalista.

Como sindicalista convivo con el miedo de muchos que todos y todas tenemos a dar un paso adelante, a reivindicar lo más básico en su lugar de trabajo, y aunque la Ley nos de la razón, el miedo está ahí. Por tanto el primer reto es romper el miedo. El cambio empieza ahí, en el enfrentamiento día a día por cada céntimo de sueldo y en la capacidad de significarse y creer que cada persona somos el motor del cambio. Que lo somos individualmente, más allá de meter un voto en la urna u opinar entre quienes te son afines.

Desde el Anarcosindicalismo decimos que no hay un programa político transformador que sea fácil de aplicar y que no implique un cambio en las creencias de cada uno/a y en el modo de vida que conocemos. No pedimos que nadie haga nada simbólico, somos racionales, nos vemos capaces de convencer con propuestas para el día a día, y no con grandes propuestas para aplicar desde el Estado, sino que llamamos a la acción política de cada trabajador y trabajadora. No se trata de votar, se trata de hacer.

Los Anarcosindicalistas creemos en la organización. En organizarse al margen de los partidos -y sindicatos- que participan de la política institucional, los parlamentos y todo el aparato del estado, con sus consiguientes subvenciones y prebendas. Apoyamos organizaciones sociales de clase, donde la toma de decisiones sea de forma horizontal y de carácter asambleario -es decir, que se autogobiernan sin gobierno- pero bien estructuradas. Pero además, como pieza imprescindible para llegar a la autogestión, nuestro interés se centra en formar grupos que aúnen esta horizontalidad política con la autonomía financiera, que sean independientes de la “censura previa” que los grupos que dependen de las subvenciones terminan irremediablemente adquiriendo. Eso es lo que hacemos en la CNT y esa es nuestra propuesta.

Creemos en organizaciones dedicadas a la ecología y la agroecología que defienden una asunción doble de los papeles de productor y consumidor; vecinales, que reivindiquen políticas de defensa de los barrios o los edificios y contra la especulación; culturales, fuera del espacio de la cultura subvencionada y distribuida por los medios de masas, que buscan un espectador y no un participante; en el terreno educativo, las escuelas libertarias y los proyectos y talleres educativos de esa tendencia para ampliar y enriquecer el paradigma existente en lo pedagógico. Creemos en las redes de consumo nacidas del trueque y otras actividades no-económicas; en las cooperativas integrales; en los centros sociales ocupados y autogestionados.

En el mundo del trabajo, los cenetistas apoyamos las secciones sindicales de empresa que se construyen y funcionan de forma asamblearia, con plena autonomía en su actividad y sin presentarse a las elecciones sindicales. Secciones sindicales que aspiran a algo más que mejoras laborales, sino que son la semilla mediante la cual nos preparamos para la socialización de los medios de producción, para la creación de cooperativas laborales, para la gestión obrera de la economía. La economía por y para el pueblo y no que estemos al servicio de la economía, y que esto no se quede en una frase bonita, sino en una subversión completa de los roles capitalistas que la izquierda asume.

Mediante la organización de la clase trabajadora, mejor dicho, solamente mediante la organización de la clase trabajadora, adquiriremos la experiencia de la democracia directa y, más allá del carácter intrínseco de cada organización que se cree, cada una representa un ejemplo de organización al margen de los criterios jerárquicos, independientes de las formas de participación autorizadas y permitidas por el estado. Cada una de las organizaciones que están en marcha o que tenemos que crear ha de ser una escuela de aprendizaje para ese “pueblo soberano” al que se llama a las urnas. Y en esta escuela, en este hacer, aprendemos a ejercer nuestras capacidades personales en la gestión de lo común y que de esta participación, que ha de ser diaria, no nacen privilegios ni es un camino fácil. El cambio social no se delega, se hace en el día a día.

Tenemos que reaprender a exigir nuestros derechos y no a pedirlos. Cada experiencia debe de ser una prueba de que podemos hacerlo. La democracia y la autogestión se construyen, no se espera a que llegue del cielo mediante las estructuras actuales en base a subvenciones y leyes. La primera prioridad no es cristalizar el momento de agitación social en el que vivimos en mayorías electorales, apresuradas y sin un programa ni un consenso social, sino aprender a gestionar en la práctica construyendo nuestras propias estructuras y alternativas en todos los aspectos de la vida. No es fácil, no es rápido, pero ni nos enfrentamos a problemas fáciles de solucionar, ni hay soluciones rápidas. En la negociación sobre nuestras vidas, no estamos en el lado de la mesa del patrón, nos hemos de sentar frente a él.

Debemos plantear un desafío a la política autoritaria que padecemos. De nuestras experiencias, de su éxito para las personas que las integran y de sus energías organizativas para extenderse y hacerse visibles, depende en una buena parte que cada vez más personas, en más espacios sociales, se den cuenta de que tienen el derecho a plantearse otra forma de vivir y gestionar la sociedad, de administrar la economía, el consumo o la ecología. El fruto de este éxito será el progresivo aumento de espacios autogestionados, independientes y libres de autoridad, que al mismo tiempo han de convertirse en la semilla de ulteriores movimientos más estructurados, que no más burocratizados, entorno a las ideas comunes que la sociedad se marque en su desarrollo. Ideas que lleven el germen del comunismo libertario, en pos de la gestión de lo común mediante la suma de las libres acciones individuales solidariamente.

No tengo recetas para ese tránsito, ni sé de hojas de ruta escritas previamente por ningún sabio, ideólogo o gurú, ni creo en ilusorios designios científicos que predigan cómo, dónde o cuándo va a ocurrir esta toma de conciencia colectiva de la que hablo. De hecho, ocurre constantemente en todo el globo de forma incontrolable. Ese mundo nuevo está creciendo en este instante. Sólo es necesario que esas conciencias se agreguen, que asuman su sacrificio individual y se doten de un objetivo común. Un objetivo en cuyo corazón necesariamente tiene que habitar el ansia de liberación individual y colectivo tanto del sistema político como del económico, es decir, del capitalismo en todas sus vertientes. Los/as anarcosindicalistas no sumamos votos, construimos la nueva sociedad.

Nacho Cardiel de CNT Aragón-Rioja | Para AraInfo

Fuente: Portal OACA

Elecciones europeas: abstención activa

10253791_247933145393733_227551350102586531_nLa charla se basa en un trabajo del Grupo Tierra-FAI sobre la U.E, enmarcado en la campaña antielectoral acordada por grupos de la FAI y que aquí reproducimos mediante esta charla y la campaña abstencionista llevada a cabo por la FAI Galaica. 

En la charla se repartiran los cuadernos del Grupo Tierra-FAI sobre este tema, el manifiesto de la IFA sobre la U.E y las elecciones, y otros materiales diversos elaborados por los grupos Accion Directa-FAI y Humanidad Libre-FAI.

Enlaces a materiales :

Cuaderno Grupo Tierra-FAI sobre la U.E (historia, consolidacion capitalista, crisis, deuda y perspectiva libertaria) .
http://federacionanarquistaiberica.wordpress.com/tag/grupo-tierra/

Manifiesto de la IFA ante las elecciones europeas

Sobre la farsa electoral

vota_eleccio_luch87Hoy me han llegado las primeras invitaciones para la gran fiesta de su democracia. Exacto, unas papeletas para las próximas elecciones europeas (y de los que se hacen llamar socialistas ni más ni menos). Este hecho ha roto mi endeble intención de mantenerme al margen de este espectáculo, así que ya que parece ser que me tienen en cuenta voy a hacerles llegar mi opinión al respecto. Por si acaso se les ocurriera leerse este artículo.

De nuevo se ha alzado el telón y como no podía ser de otra forma aparece ante nuestros ojos la misma función de siempre aunque con ligeros retoques por parte de la dirección de la obra para asegurar el lleno el día del estreno. Son conscientes de que en las últimas representaciones ha ido bajando el número de votantes de manera escandalosa aunque hayan hecho lo imposible por ocultarlo y, sobre todo, han tratado de culpabilizar y de señalar a los que no participan del espectáculo.

Para el estreno de esta temporada han incluido alguna novedad con el fin de hacerla más atractiva, así al habitual acaparamiento de los papeles protagonistas por parte del partido único bipolar que protagoniza y se adjudica el papel de garante de la democracia, tenemos un mayor y más selecto número de secundarios. Y también han optado por añadir tramas secundarias para cubrir el mayor espectro de público posible.

Así vemos cómo han repetido la trama del juez estrella que se pasa a la política pero con unos tintes más populistas que la anterior ocasión con Garzón. Le han diseñado un partido a medida para que pueda acaparar al público que sostiene la teoría de que el problema de todo es la falta de transparencia de los políticos. En mi opinión el pastel se está deshinchando por momentos y difícilmente cumplirá con su cometido con algo más que un aprobado raspado. En esta misma línea tenemos el partido del hombre que susurraba los secretos fiscales suizos y que todavía queda en un plano de menor importancia.

Desde luego la apuesta estrella de la temporada es la propuesta personalizada en una figura de la televisión alternativa que de la noche a la mañana pasó a tener cuota de pantalla en todos los medios de desinformación controlados por la dirección de esta trama. Con esta línea argumental han acertado de lleno, al menos de momento, para captar la atención de una gran parte de los descontentos con la situación que hasta la fecha no estaban muy identificados con ninguno de los principales protagonistas. También han conseguido crear la polémica entre aquellos que en principio no querían saber nada de la función y que al final de una manera u otra acaban participando y, por tanto, asumiendo la farsa electoral.

Todas estas vías nuevas han restado protagonismo a los habituales secundarios que en anteriores representaciones habían ido aumentando su cuota de pantalla, sin embargo, siguen siendo fundamentales para dar esa apariencia de pluralidad que tanto gusta a los directores del cotarro.

Ahora en serio, el poder no es para nada estúpido y sabe que necesita que sigamos participando del juego electoral y que así se siga justificando esta patraña de sistema democrático. En las últimas convocatorias electorales se ha ido agrandando la cantidad de gente que se abstiene por una u otra razón. Eso siempre ha sido así, la diferencia es que cada vez parece que es mayor el número de esas abstenciones que se hacen de manera consciente y con la intención de no seguir apoyando la falsa electoral y el asqueroso axioma que pone en el centro de la democracia al voto.

Esto es lo que les preocupa realmente y se nota. El único mensaje coincidente en su totalidad por todos los aspirantes a ocupar poltrona de poder es el de votar. Hasta la saciedad se oye el argumento de que votar es la única opción de cambiar las cosas. Esta frase en boca de los habituales no me produce otra cosa que vergüenza ajena y asco a partes iguales, pero dicha por todo ese elenco de secundarios de los que hablábamos (y sobre todo, oída y aceptada ciegamente por gran parte del personal que se posiciona por la construcción de ese otro mundo posible) que se envuelven en la bandera de la verdadera democracia, la transparencia, la construcción desde abajo y cosas por el estilo me da a entender qué lejos estamos todavía de forjar una forma de organización social donde no haya nadie por encima de nadie y donde no exista la posibilidad de abusar del poder que da el tener en las manos las vidas de otras personas.

Cada cual que actúe como crea conveniente, yo por mi parte no quiero participar de la farsa y esta será mi única aportación a la función y, por favor, que nadie me venga con la tontería de si no votas luego no te puedes quejar.

*Según el diccionario de la RAE farsa. (Del fr. farce).

1. f. Pieza cómica, breve por lo común, y sin más objeto que hacer reír.

2. f. Compañía de farsantes.

3. f. despect. Obra dramática desarreglada, chabacana y grotesca.

4. f. Enredo, trama o tramoya para aparentar o engañar.

Fuente: Portal OACA

http://quebrantandoelsilencio.blogspot.com.es/2014/05/la-farsa.html